Oficio Religioso Breve Diario

Saturday, September 23, 2006

La Santidad De Dios

Isaías 6:1-8

Introducción: Si alguien lo llamara a usted “santo” lo tomaría usted como un cumplido? Probablemente dependiendo de lo que esa persona entiende por santidad. Si lo hace en forma de burla, lo haría con el sentido de religioso o anticuado. En este caso no sería un halago para nada. Pero si usted fuera llamado santo en el sentido bíblico, eso sí sería un gran cumplido... aunque tal vez lo haría sentirse un poco incómodo.

De todos los atributos de Dios... la santidad es la que parece ubicarse en el centro del escenario. Cuando una palabra se repite en el texto bíblico es con el propósito de enfatizarla. Por ejemplo, si usted dice que una piedra era grande, eso significaría una cosa. Si usted dice que la piedra era grande, grande... usted quiere decir que la piedra era realmente grande. Si usted dice que era grande, grande, grande, usted probablemente quiere decir que era una piedra gigantesca.

En Isaías 6 y en Apocalipsis 4 los ángeles declaran que Dios es “Santo, santo, Santo”. Este es el único atributo de Dios que es enfatizado en esta manera. Dios nunca es llamado amor, amor, amor, o “misericordia, misericordia, misericordia.” Por lo tanto, si queremos conocer a Dios debemos entender la idea de la santidad de Dios.

LA SANTIDAD DEFINIDA
R.C. Sproul nos brinda una manera sencilla de recordar la definición de santidad: “La primera oración que aprendí siendo un niño fue una sencilla oración de dar gracias por los alimentos: “Dios es grande, Dios es bueno, y le agradecemos por esta comida.” Las dos virtudes que se le asignan a Dios en esta oración, la grandeza y bondad se encierran en una sola palabra “santo”.

De modo que hay dos ideas de la santidad. La primera es la idea de grandeza. Uno de los significados de santidad es la idea de ser “puesto aparte”. Dios está aparte de nosotros... El es único en su clase. “Existe una profunda diferencia entre El y aquellos a quienes ha creado. Cuando la Biblia habla de objetos santos o de personas santas, o de un tiempo santo, se refiere a cosas que han sido puestas aparte, consagradas, o hechas diferentes por el toque de Dios sobre ellos. Fue la cercanía de lo divino que transformó súbitamente lo común en algo fuera de lo común, y lo ordinario en algo extraordinario.” La santidad significa que Dios es trascendente (único, superior) en su grandeza.

El segundo aspecto de la santidad es la idea de pureza. Dios es bueno. El hace lo que es correcto y jamás hace lo que es incorrecto. Dios no se compromete con el pecado. Dios no se dobla ni un poquito cuando se trata del mal. Dios siempre actúa en una forma justa porque su naturaleza de santidad así lo exige. El es grande y bueno.

UN CASO DE ESTUDIO SOBRE LA SANTIDAD
La mejor manera de entender la santidad es mirando Isaías 6:1-8. La ocasión se ubica en algún momento después de la muerte del rey Uzías. La mayor parte de la historia de Uzías se encuentra en 2 Crónicas 26. El fue mayormente un rey exitoso. Nosotros sabemos que Isaías ministró durante parte de su reinado pero no sabemos qué clase de relación tuvieron. Podemos sólo especular lo que pasaba por la mente cuando él recibió la visión que se narra en el cap. 6. Tal vez Isaías estaba preocupado con lo que pasaría con Israel. Tal vez la visión no tenía nada que ver con Uzías.

De todos modos, Isaías tuvo una visión. Y hay varios puntos que ocurren en esta visión. El primero que podemos notar es LA GRANDEZA DE DIOS. Vv. 1-4 “...”

Notemos los detalles de la visión: Dios estaba en el trono. Uzías pudo haber muerto, pero Dios todavía estaba en el trono. El trono era alto y sublime lo cual significa que es grande y excelso sobre todos los demás tronos. Las faldas de su ropa llenaban el templo. Ustedes saben que cuando una novia ingresa por el pasillo su vestido tiene una cola. Algunos de ustedes tal vez recuerdan la boda de Diana y el Príncipe Carlos. La cola del vestido era tan larga que habían varias personas que ayudaban a llevarla. Por qué? Porque es un símbolo de realeza. Las faldas de Dios llenaban el templo. Su realeza sobrepasa cualquiera que nosotros hubiéramos conocido o podamos imaginar.

A su lado habían ángeles. Su trabajo consistía en dar gloria a Dios. Sabemos que estos ángeles son seres sin pecado. Ellos son puros, sin embargo, con sus seis alas se cubrían el rostro y los pies. Nada puede compararse a Dios. La pureza de Dios hace que los ángeles se sonrojen y se cubran el rostro.

Los ángeles alaban a Dios con su “tres veces santo”. Ellos declaran que El es supremamente santo. El estremecimiento de los quiciales simplemente le añaden un sentido de asombro y poder. Estas imágenes son diseñadas para señalarnos la majestad de Dios que debe provocarnos reverencia y asombro.

La verdadera adoración comienza cuando nos detenemos y nos asombramos delante de la maravilla, poder, y grandiosidad de Dios. La adoración comienza cuando captamos un vistazo de su santidad.

EN SEGUNDO LUGAR, VEMOS LA BONDAD DE DIOS Y LA BAJEZA DEL HOMBRE. La respuesta de Isaías no es lo que nosotros hubiéramos esperado. Hubiéramos esperado que el dijera algo como “¡Qué bueno.” “¡Wow”. Pero Isaías no dijo nada de esto... Más bien le entró un sentir profundo de bajeza “...” v. 5.

Vemos experiencias similares en Mateo 14:25, 26; Mt. 17:5-6.

Cuando el centurión junto a la cruz de Cristo vio el terremoto quedó aterrorizado. Cuando los pastores vieron los ángeles en el nacimiento de Cristo, sabemos que ellos estaban temerosos. Toda vez que una persona tiene un vistazo del Dios todopoderoso se queda aterrorizada. Por qué? Porque en Ex. 33:20 Dios dijo: “porque no me verá hombre y vivirá.” Dios es tan santo que destruirá cualquier cosa pecaminosa o inmunda.

La primer respuesta de una persona no santa a la santidad de Dios es un profundo sentido de pecado personal. Cuando lo que no es santo se enfrenta a lo santo llegamos a ser conscientes de nuestra pecaminosidad. Cuando estamos en la presencia de Dios las tinieblas desaparecen y todo lo escondido queda expuesto.

Muchas veces tendemos a compararnos con otros sobre los cuales nosotros parecemos mejores. Pero cuando nos comparamos con la santidad de Dios... rápidamente quedamos postrados en el suelo.

Esta es la razón por la cual creo que una persona que no ha tenido un sentido de su propia pecaminosidad no ha captado realmente la naturaleza de Dios. La persona que piensa que puede salvarse sólo por haber hecho las cosas correctas no tiene idea de cuán perdidos realmente están. Tenemos que estar desechos para que podamos ser hechos de nuevo. El Espíritu Santo tiene que hacernos conscientes de nuestra pecaminosidad antes de que podamos acogernos a su gracia.

Notemos algo más acerca de la convicción de Isaías. De qué más estaba él consciente? El llegó a estar consciente de la suciedad de sus labios. Ahora pensemos en esto. Cuál era la mayor fortaleza de Isaías? El era un portavoz de Dios. Sus labios debían haber sido la única cosa limpia delante de la santidad de Dios... pero eran sus labios los que fueron hallados inmundos. Incluso en su mayor fortaleza estaba descalificado al compararse con la santidad de Dios.

A menudo escuchamos a la gente decir: “Dios no puede salvarme... he hecho muchas cosas malas en mi vida.” A menudo les digo a estas personas, “Usted está más cerca de la salvación que muchos otros que se han criado en la iglesia.” La razón es que ellos están conscientes de su pecado. Ellos están un paso más cerca al reino de los cielos que aquel que va a la iglesia y que confía en su propia bondad.

LA TERCERA COSA QUE VEMOS ES LA PROVISIÓN DE DIOS. Cuando Isaías se dio cuenta de su pecado, notemos lo que pasó: v. 6-7 “...”

Cuando leemos esto estamos listos a decir “Ouch!” El ángel toma un carbón encendido y lo pone sobre la boca de Isaías. Por qué? Para cauterizar el pecado. Tal vez usted ha ido alguna vez al doctor y le han cauterizado algo. La cauterización es el proceso de sellar una herida o destruir algo anormal o tejido infectado con un instrumento caliente. Dios cauterizó los labios de Isaías. El eliminó la impureza de sus labios.

El pecado de Isaías fue quitado, pero no porque Dios dijera: “olvidemos esto” sino porque el pecado ha sido pagado. ¿Cómo? Fue pagado por Jesús. ¿Cómo puede ser posible? Isaías vivió varios siglos antes de Jesús. Pero las promesas habían sido hechas. El plan estaba en su lugar. Dios perdonó a Isaías sobre la base de lo que Cristo haría cientos de años más tarde. Del mismo modo está dispuesto a perdonarte a ti y a mí sobre la base de lo que Cristo hizo hace miles de años atrás.

Cuando Jesús murió en la cruz, pagó por nuestros pecados. La justicia de Dios quedó satisfecha y ahora El puede extender su misericordia. La razón por la cual somos llamados hijos de Dios no es por causa de que somos buenos... sino porque somos perdonados. Somos perdonados no porque seamos de los mejores sino porque Cristo murió por nuestros pecados.

Después de que Isaías vio la majestad de Dios, fue confrontado con su pecado, encontró perdón por medio del sacrificio de Cristo, leemos... v. 8 “...”

VEMOS EL LLAMADO DE DIOS. El Señor está ahora buscando un mensajero. Isaías, quien ha sido transformado y revivido por la gracia de Dios, se ofrece como voluntario para servir a Dios. La expresión “heme aquí” significa la entrega de Isaías como un sacrificio vivo al servicio de Dios.

Isaías estaba dispuesto a servir a Dios no por obligación sino por gratitud y por el deseo de exaltar la gloria de Dios. Isaías quería que el mundo conozca la grandeza de Dios. Isaías estaba concentrado en una sola cosa... honrar a aquel que es digno de todo honor.

UN LLAMADO A LA SANTIDAD
Esto nos lleva a la tercer área de nuestro estudio. La Biblia nos enseña que debemos ser santos “como Dios es santo.” Lev. 11:44-45 “...” Jesús también lo dice en Mt. 5:48 “...”

Cuando escuchamos este mandato a ser santos podemos hacer una de dos cosas. Podemos decir esto es imposible, o tener una imagen de la santidad. Dios nos llama a vivir de una manera cristiana. Tenemos que estar dispuestos a servir al Señor. La persona que está viviendo la santidad de Dios será consciente de su perdón y será diligente en tratar de eliminar todo rastro de pecado en su propia vida. Es gente que siempre estará dispuesta a decir “heme aquí, Señor,” úsame y guíame a lo que tú crees mejor.

La santidad es el negocio diario del cristiano. Se demuestra en las decisiones que tomo y las cosas que hago, hora tras hora, día tras día.

La persona que ha comenzado a entender la santidad de Dios es una persona que ha sido cambiada. La idea de un cristiano que no ha sido cambiado es contradictoria. Si usted no está buscando la santidad, existe una gran posibilidad de que usted no sea un hijo de Dios... sin importar cuanto tiempo haya usted estado en la iglesia. Así lo dice el apóstol Pablo en Ef. 5:1-7 “...”

Si vamos a ser verdaderos seguidores debemos ser buscadores de la santidad en nuestras vidas.

CONCLUSION:
Aunque nuestro estudio y búsqueda de la santidad nunca llegue a su final, nuestro mensaje debe llegar a una conclusión. De modo que permítanme hacer unas observaciones finales.

En primer lugar, es obvio que no existe una mejor manera de usar nuestro tiempo que usarlo para la gloria de Dios. No hay nada mejor. No hay nada más grande que Dios. El es nuestra vida, nuestra esperanza, nuestro gozo. Ir detrás de cualquier otra cosa en lugar del Señor es locura. Mire su corazón y aléjese de cosas triviales que ocupan su tiempo y energía.

En segundo lugar, necesitamos tomar la santidad personal seriamente. Pasamos una buena parte de nuestra vida jugando con el pecado. Empujamos a Dios fuera de nuestro camino cuando sentimos que se está metiendo demasiado, entonces nos resistimos.

Sin embargo, si entendemos la misericordia de Dios y su gracia, si tenemos un sentido de su santidad, vamos a querer quitar todo lo inmundo de nuestras vidas. Es tiempo de hacer un inventario personal y hacer cambios.

 En sus pasatiempos
 El uso de su tiempo
 La forma de usar el dinero
 La forma hablar
 La forma de hacer nuestro trabajo
 La forma de tratar a otros
 La forma de adorar

Finalmente, debemos parar de compararnos a nosotros mismos con otros y comenzar a medirnos con la correcta medida de Dios. Cuando lo hagamos de esta manera vamos a ver realmente como somos. Esto puede ser doloroso. Pero lo maravilloso del evangelio es que sabemos que por lo que Cristo ha hecho por nosotros, si nos volvemos a él confesamos nuestros pecados... él nos dará su misericordia. Nuestro Dios santo nos cubrirá con la justicia de Jesucristo.

| 1 comments

Friday, September 22, 2006

El Hijo Del Hombre Vino A Buscar Y Salvar A Los Perdidos

Lucas 19:1-10
Introduccion: Me pregunto ¿cuántas personas entienden verdaderamente el propósito de la venida de Jesucristo al mundo? Pareciera que la gente no tiene dificultad en aceptar al niño Jesús en el pesebre, pero es muy difícil aceptar el hecho de que El vino para buscar y salvar a los perdidos. Lucas desea que entendamos el propósito de Jesucristo al venir al mundo fue el salvar a los perdidos. Lc. 19:1-10 “...”

Por alguna razón, mientras Jesús busca entregar el regalo de la salvación encuentra que es un regalo muy difícil de entregar. Esto se hace evidente en el hecho de que la mayoría de personas no ha aceptado todavía la salvación que El ofrece.

¿Por qué es tan difícil para nosotros permitir que Jesucristo nos encuentre cuando El está fervientemente buscándonos? Imagínense que hay una persona que tiene un cheque por un millón de dólares buscándolo a usted. ¿Qué tan difícil sería encontrarlo a usted? Sin embargo, a pesar de que Jesucristo tiene algo más valioso que entregar, hacemos difícil el que El nos encuentre. Jesús quiere que camines las calles de oro con El.

I. ENCONTRANDO A JESUS DONDE ESTAMOS
Esta es la sexta vez que la palabra “publicano” se encuentra en el libro de Lucas. Cada vez los publicanos son mencionados favorablemente. Los publicanos eran judíos cobradores de impuestos para Roma. Ellos eran despreciados por sus paisanos porque nadie estaba de acuerdo en pagar impuestos a Roma, y también porque la mayoría de estos cobradores de impuestos abusaban y extorsionaba a las personas para llenar sus bolsillos. Jesús a menudo fue criticado por comer con los publicanos y pecadores. La razón por la que Lucas menciona que los publicanos venían a Jesús es porque él quiere que entendamos que podemos encontrarnos con Jesús justo donde estamos.

Mateo 9:10-13 “...”
Mientras Jesús estaba cenando en la casa de Mateo, muchos cobradores de impuestos y pecadores vinieron y comieron con El y sus discípulos. Cuando los fariseos vieron esto, les preguntaron a sus discípulos: “Por qué Jesús come con publicanos y pecadores?” Al oír esto Jesús dijo: “No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Pero id y aprended lo que significa “misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a los justos al arrepentimiento, sino a los pecadores.”

La cruz exige que nosotros como pecadores vengamos a Cristo desde donde nos encontremos. Cuando Jesús entró en la vida de Zaqueo, Zaqueo se encontró con Jesús donde estaba. Jesús dijo: “Zaqueo, bájate de ahí inmediatamente. Porque es necesario que hoy repose en tu casa. Zaqueo descendió y lo recibió gozoso. Y todos murmuraban que había entrado en la casa de un pecador.”

El pecado nos dice que no podemos encontrarnos con Jesús donde estamos. El pecado nos separa de Dios. El pecado nos hace escondernos de Dios, como Adán y Eva lo hicieron en el Edén. No podemos entender la idea de cómo un Dios Santo puede recibir al pecador tal y como está. Esa idea hace que mucha gente piense que es necesario que primero cambien sus vidas antes de poder encontrarse con Dios, pero Dios quiere encontrarse contigo justo como estás. El pecado procura alejarte de Dios; el pecado procura que tu mundo sea tan oscuro que ni siquiera puedas ver el camino a Dios.

Lucas quiere que sepamos que Jesús está buscando a aquellos que están perdidos en las tinieblas. Para que el propósito de Jesucristo sea cumplido es necesario admitir nuestra necesidad de redención. La definición de redención es: “Reparar o restaurar el honor, valor, o reputación de una persona.” Jesús entró a la vida de Zaqueo con el propósito de restaurar su honor y su reputación. Para poder lograrlo era necesario encontrar a Zaqueo justo donde se encontraba. “Zaqueo se levantó y dijo: Señor, he aquí la mitad de mis bienes doy a los pobres, y si a alguno he defraudado, se lo devuelvo cuadruplicado.” Jesús dijo: “Hoy ha venido la salvación a esta casa...”

Lo curioso es que los creyentes se creen mejores de lo que son, y los pecadores se creen peores de lo que son. El creyente puede pensar que no tiene más necesidad del sacrificio de Cristo, y el pecador puede pensar que el sacrificio de Cristo nunca pagará su salvación. Jesús demuestra esta tendencia en la siguiente parábola: Lc. 18:9-14 “...”

Se cuenta la historia de un cristiano que estaba tratando fervientemente de guiar a un hombre a Cristo. El hombre se creía indigno de recibir la salvación. El cristiano le mostró el pasaje de la oración del publicano en Lc. 18:13 “...”
Luego el cristiano le dijo a aquel hombre “mire, como inclusive ese publicano encontró paz y liberación cuando en verdadero arrepentimiento, se humilló pidiendo perdón al Señor.” “Pero yo he sido un pecador peor que ese publicano.” Respondió aquel hombre. “Yo he sido un fariseo.” “Bien,” contestó el cristiano, “Puesto que el Señor estuvo tan contento de escuchar al publicano clamar “Dios, ten misericordia de mí. Imagínese cuán contento se hubiera puesto si escuchara al fariseo decir la misma oración.” Las palabras de este cristiano despejaron las nubes de duda que el diablo había usado para atrapar a este hombre. Finalmente se dio cuenta de que podía encontrar a Jesús donde estaba.

II. REQUISITOS PARA VENIR A JESUCRISTO
Venir a Cristo donde nos encontramos requiere que aceptemos a Cristo como Rey. La historia de Zaqueo no termina en el v. 10; continúa hasta el v. 27. Jesús declaró que el propósito de su venida era buscar y salvar a los perdidos, pero luego nos revela lo que es necesario hacer para que él pueda salvarnos. Lc. 19:11-27 “...”

La historia que se narra después de la de Zaqueo no tiene que ver con el cómo invertir el dinero; es una historia sobre cómo invertir tu vida para Jesucristo. Inmediatamente después de lo acontecido con Zaqueo, Jesús hace su entrada triunfal en Jerusalén, como un paso más en su camino hacia la cruz y su coronación como rey. En breve El ocupará el trono de David y El quiere que sus oyentes entiendan lo que ocurrirá cuando El regrese. Es asombroso que muchos están dispuestos a aceptar el nacimiento noble de Jesucristo, pero no quieren aceptar las implicaciones de ese nacimiento.

Muchos tienen miedo de entregarle sus vidas a Jesús, y se niegan a tomar esta decisión pensando salvarla, cuando más bien por el contrario, lo que hacen es perderla. Debemos darnos cuenta de que negarnos a que Jesús tome control de nuestras vidas causará nuestra destrucción. Jesús dijo: 19:27 “...” Cristo vino a gobernar el mundo, y lo está haciendo, pero Satanás ha cegado a la humanidad para que no lo vea.

Efesios 1:18-23 “...”
La verdadera iglesia de Jesucristo es la que está formada por aquellos que tienen a Cristo gobernando en sus corazones. Jesucristo no sólo vino para gobernar el mundo en general; El vino para establecer su reino en tu corazón. Cuando Zaqueo aceptó a Cristo, Jesús lo declaró “hijo de Abraham”. Es evidente que aquellos que aceptan a Cristo en el día de hoy son verdaderos hijos de Abraham. Pablo dijo: Gál. 2:29 “...”

Yo creo que Jesucristo declaró a Zaqueo como hijo de Abraham, no por el nacimiento físico de Zaqueo, sino porque había aceptado a Jesucristo en su corazón (Rom. 4:12). Cristo vino para hacernos hijos de Abraham. Esto ocurre cuando en arrepentimiento nos volvemos a Jesús y le entregamos el derecho de que gobierne en nuestras vidas. Este es el significado del bautismo. El bautismo es el lugar donde hacemos el compromiso de permitir que Cristo gobierne nuestros corazones.

Romanos 6:1-10 “...”
Algunos creen que pueden venir a Cristo y seguir siendo amos de sus propias vidas. El venir a Jesucristo exige que abandonemos nuestros caminos de pecado. Requiere que nos presentemos vivos a Dios por medio de la obediencia a la voluntad de Dios para nuestras vidas.

Gálatas 2:20-21 “...”
Permitir que Cristo entre en nuestros corazones para gobernar es la parte más difícil de venir a Dios. El Diablo ha convencido a mucha gente que ellos pueden gobernar sus vidas mejor que Dios.

Lucas 19:20-26 “...”
Este hombre pensó que era mejor manejar su vida sin Cristo. En realidad usted no puede manejar su vida. Si usted no permite que Cristo maneje su vida, Satanás lo hará. Satanás lo engañará haciéndole creer que usted está en control, cuando no lo está. Si usted rehúsa obedecer a Cristo, usted estará a merced de Satanás. Sólo la obediencia a Cristo hace posible que usted viva por encima del poder de Satanás. Rechazar a Cristo lo coloca bajo el poder de Satanás. No hay alternativa.

A veces estamos confundidos acerca de la manera como Dios trata con nosotros.

Salmo 16:5-11 “...”
Cuando el salmista habla de su porción y su copa, está hablando de aquellos factores en su vida sobre los cuales él no tenía elección. El está hablando de sus experiencias en la vida. El entiende que el Señor ve y controla todo y confía en las instrucciones de Dios para dirigirlo y manejar la porción que le ha sido asignada. El confiaba en Dios para guiarlo en el camino de la vida.

En la parábola de Jesús el hombre con una mina miró su porción y su copa con desprecio. El no podía imaginarse por qué le había tocado esa porción tan pequeña. El pensaba que era un reflejo de su valor personal como ser humano. No era la porción de su copa lo que reflejaba su valor. El hombre fracasó en no darse cuenta de que había sido hecho a la imagen de Dios. La consideración de su valor no estaba determinado por lo que le había tocado en la vida. Sintiéndose indigno no tuvo el valor de entregarle su vida a Cristo, de modo que trató de manejarla por sí mismo. Al final quedó tan enredado en retener lo que tenía que nunca pensó en las posibilidades que Dios le estaba otorgando.

Una persona que siente que tiene muy poco para ofrecerle a Dios debe darse cuenta de que no van a perder nada si lo invierten en El. Tal vez esta es la razón por la cual El nos ha dado poco, El sabe que no querrás darle mucho. El quiere que te des cuenta de que tu copa no tiene esperanza de llenarse a menos entregues lo que El te ha dado.

Mateo 19:16-22 “...”
Qué contraste vemos en la viuda pobre: Lc. 21:1-4 “...”
Debemos invertir nuestras vidas en Cristo. Esta mujer derramó su vida en los tesoros del templo. Una fábula antigua cuenta la historia de tres mercaderes que cruzaban el desierto. Una noche oscura cuando se disponían a dormir fueron sorprendidos por una voz que los llamaba desde la oscuridad. La voz les ordenó que recogieran piedras y que viajaran lo más lejos posible sin detenerse otra vez. A los viajeros también se les dijo que cuando la luz del día apareciera y vieran lo que habían estaban llevando estarían contentos y tristes al mismo tiempo. Sin vacilar ellos obedecieron las instrucciones. Cuando comenzó a despuntar el alba en el horizonte, los hombres miraron en sus bolsas donde las piedras habían sido guardadas. En lugar de piedras, encontraron piedras preciosas. En ese momento se dieron cuenta del significado de las palabras, “estarán felices y tristes al mismo tiempo.” Ellos estarían contentos debido a su enriquecimiento repentino por causa de las joyas, pero estarían tristes al pensar por qué no habían recogido más.

El mundo tiene una manera de hacernos sentir que la vida nos ha engañado. El hombre con una mina sintió que él había sido engañado. Nosotros pensamos que deberíamos ser más inteligentes, más ricos, mejor apariencia, etc. De modo que nos privamos de disfrutar lo que tenemos por estarnos lamentando de lo que no tenemos.

Conclusión:
Dios nos ha dado lo que tenemos ya sea para bien o para mal. José les dijo a sus hermanos, “...” Gén. 50:20. La pregunta es: “Qué harás con lo que Dios te ha dado?

Jesucristo vino a buscar a los perdidos para darles dirección para usar la porción que Dios les ha asignado.

Se cuenta la historia de un grupo de jóvenes que decidieron hacer una caminata por las montanas. El viaje estaba programado para dos semanas, caminando por montañas y bosques. Cuando estaban en pleno viaje fueron sorprendidos por una tormenta. Antes de que se dieran cuenta, uno de los muchachos resbaló y cayó por entre medio de unos matorrales. Este joven se percató que se había fracturado una o dos costillas. Recogió sus cosas y se dispuso regresar a casa. Cuando había avanzado un poco se dio cuenta de que la tormenta había borrado la senda. Estuvo andando de un lado a otro hasta que agotó todas sus fuerzas. Más tarde, su cuerpo fue encontrado en medio de unos árboles. En su mochila se encontró una guía que explicaba cómo sobrevivir cuando alguien se pierde en el bosque. Tristemente el libro nunca había sido abierto.

Es posible que tú también hayas vivido gran parte de tu vida perdido y que jamás hayas abierto la Biblia para saber lo que Dios dice acerca de cómo ser salvo.

Col. 3:2-6 “...”
Zaqueo tenía mucho más que abandonar que muchos hombres, porque él era rico. Afortunadamente, la mayoría de nosotros somos como el hombre de una mina; no tenemos nada que perder, pero mucho que ganar.

Recuerda, Jesucristo vino a buscar y salvar a los perdidos. Si te encuentras en esta situación, y no sabes qué hacer con tu vida, entrégasela a Cristo. El vino para salvarte.

| 0 comments

Thursday, September 21, 2006

Preservando Nuestra Herencia Pentecostés

Deuteronomio 6:1-9
Jueces 2:10

Las sectas no pentecosteses han cuestionado la forma de adoración pentecostés. Históricamente el movimiento ha tenido una forma informal con libertad de expresión en la adoración. Para perpetuar el avivamiento pentecostés necesitamos guardar los factores que producen la bendición pentecostés. No significa que defendamos lo que es fanatismo. El avivamiento pentecostés nunca ha sido un avivamiento fanático; los fanáticos han tratado de adherirse a nuestro avivamiento. La reacción física al poder del Espíritu Santo debe ser de acuerdo a lo selecto que edifica; de otra manera ofenderá a las verdaderas sensibilidades espirituales.
O.T. Pablo, en su carta a los Corintios, estableció medidas de corrección para las demostraciones que no son del Espíritu Santo.
1. ¿Qué es adoración?
La adoración es conciencia de la presencia de Dios y una respuesta a ese conocimiento. Es el estrechar de las más profundas emociones del alma a adoración, reverencia, homenaje, exaltación y alabanza del Todopoderoso.
La adoración no depende del ambiente y la circunstancia, pero no estamos ignorantes del ambiente. Por lo tanto, los líderes, en la iglesia como en el hogar, son responsables de crear la actitudes correctas para inspirar la anticipación del mover del Espíritu Santo y un apetito por las cosas espirituales. La actitud, apetito y la anticipación crean el ambiente.
La iglesia pentecostés se conoce por su maravilloso ambiente de adoración. El ambiente es importante. Tanto el pecador como el creyente pueden sentir la presencia de Dios en una iglesia verdaderamente pentecostés. En tal lugar el Espíritu Santo tiene libertad. Aquí estriba la emoción y atracción del pentecostés. Esta es la medida y está de acuerdo al plan divino. Esta libertad también posee un peligro, porque la adoración debe realmente ser adoración. La verdadera adoración no es emoción religiosa, ni es atractiva a la carne.
De la misma forma, el hogar pentecostés se conoce por su manera de vivir. En él se ama a Dios, se piensa constantemente en sus mandamientos, se enseñan sus mandamientos. No se delega esta responsabilidad a la iglesia. Los padres buscan lecciones objetivas y prácticas que no se estudian un día o una semana. Estos padres saben que las verdades eternas se aprenden de una forma más efectiva en el ambiente amoroso donde se teme a Dios. Se triunfa cuando se hace la relación con Dios una parte integral de su vida. El éxito está en que la educación religiosa se orienta a enseñar a vivir, no a informar. Cuando se utiliza el contexto de la vida diaria para enseñar acerca de Dios. La clave para enseñar a sus hijos a amar a Dios se describe simple y claramente en los versículo 6 al 8. Si usted quiere que sus hijos sigan a Dios, debe hacer de Dios parte de sus experiencias diarias. Debe enseñar s sus hijos con diligencia a ver a Dios en todos los aspectos de la vida, no sólo en aquellos que están relacionados con la iglesia.
2. La adoración en la iglesia pentecostés
Los cultos de adoración pueden tomar rumbos no deseados-puede haber formalidad sin libertad del Espíritu, o puede haber falta de orden y control escritural. Los líderes espirituales son responsables de traer al pueblo a la presencia de Dios haciéndolos reconocer que "Dios es espíritu: y los que le adoran, le adoran en espíritu y en verdad" (Juan 4:24).
El formalismo puede desarrollarse en el rito de la iglesia informal. Ni la rutina pentecostés ni la liturgia eclesiástica son verdadera adoración. Cuando la iglesia sigue el orden del culto que se degenera en hábitos sin significancia, no es nada más que un rito.
La mente de Dios es el asunto importante del servicio si hemos de tener un culto pentecostés. Este depende de dónde está su mente durante la adoración. Debe estar en vital comunión con Dios y mantenerse sensible a la voz del Espíritu. Al estar en adoración, constantemente necesita estar consciente de "la mente del Espíritu" por ese momento.
Al Espíritu Santo se le debe permitir que tome su lugar en convicción o bendición en la congregación. El sentir de hoy día es de apurar todo. La gente necesita el descanso terapéutico de Dios. Rehusemos apurarnos en el culto; y, traer a nuestros hijos a un descanso deliberado en adoración a Dios. Guardemos la libertad de la adoración pentecostés. Ni llamaradas ni manifestaciones carnales deben ser toleradas, pero no seamos tan dulces que perezcamos de ser tan decorosos.
3. El orden de un culto pentecostés
Pablo delineó una manera bella de adoración para la iglesia: ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación; tiene interpretación. Hágase todo para edificación" (1 Corintios 14:26).
Además dijo, "La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales" (Colosenses 3:16). Se nos dice que no exhortemos y que no "dejemos de congregarnos" (Hebreos 10:25).
Esta es adoración congregacional basada en la instrucción bíblica. Todos los miembros del cuerpo de creyentes comparten en la adoración mientras el Espíritu Santo los llena y ellos se rinden a El. Entonces los que están en las bancas no serán simples espectadores preguntándose cómo es que se les entretendrá.
Dios rechazó al rey Saúl en favor a David, "un hombre conforme al corazón de Dios" (1 Samuel 13:14). Saúl tomó atribuciones religiosas que no le correspondían y no esperó al profeta Samuel. Dijo que se "esforzó" (1 Samuel 13:12). El reino le fue dado a David, un hombre que continuamente aconsejaba a su alma a "esperar en el Señor".
Cuando fallamos en esperar la venida del Espíritu Santo, estamos propensos a "esforzarnos". Como resultado, tenemos cantos, oración, testimonios, ofrendas y predicación "esforzadas". Es mucho mejor cuando llega el Espíritu Santo. Entonces tenemos cantos, oraciones, ofrendas, testimonios y predicaciones llenas del Espíritu Santo (Romanos 8:26,27; 1 Corintios 1:10; 14:15; Efesios 5:18-21; 6:18; 1 Tesalonicenses 1:5; Judas 20). Los dones del Espíritu operarán y estarán en control de acuerdo a las Escrituras en 1 Corintios 12, 13, 14.
Si infundimos en nuestros hijos tal apetito espiritual y una anticipación de emoción a la presencia de Dios, ellos entrarán en el ambiente pentecostés. Sus actitudes producirán fe salvadora. Necesitan ser testigos que nosotros somos gente de Dios, gente santa, gente de carácter santo, de ayuno y oración, gente predica la Palabra de Dios a tiempo y fuera de tiempo, en enseñanza y en el diario vivir. Que vean que somos un pueblo donde fluyen los dones del Espíritu y que dependemos de Dios y sus bendiciones.
Conclusión:
Que los pentecosteses que están aquí hoy oren que la adoración pentecostés se fortalezca. Que el sonido de cantos y adoración y oración suenen de nuestras asambleas. Que nos demos a esperar en Dios. Que nuestros altares se llenen de almas que buscan de Dios y que no se levanten a los cuantos minutos. Que el altar tenga prioridad en nuestra adoración.
Que el Espíritu Santo nos mueva a un apetito espiritual sano, una anticipación aguda, y una actitud que produzca fe. Entonces tendremos el ambiente pentecostés y cuando el ambiente está bien, la lluvia del cielo descenderá. Busque el bautismo del Espíritu con hambre incesante. Desee intensamente tener ese poder de lo alto. ¿Cómo? Crea que es para usted. Sienta la necesidad ardiente de tenerlo. Espere-deje sus ocupaciones y ponga sus ojos en Cristo. Abandónese en Dios. Obedezca prontamente a cada mandato que Dios le dé (Hechos 5:32).
Llamamiento. Jueces 2:10

| 0 comments

Wednesday, September 20, 2006

El Señor Que Provee

Éxodo 16:2-5

La mayoría de ustedes saben que mi esposa esta buscando trabajo en una escuela pública, y que ahora es bien difícil obtener su primer trabajo. Esta semana recibimos buenas noticias. Worthington nos llamaron para pedir una entrevista Lunes por la tarde. Nos emocionó que por fin ella tendrá una oportunidad. Entonces ella Salió de su trabajo temprano y cambio la ropa para ir a su primera entrevista. Después se sentía muy bien y yo tuve fe que el Señor le dará este trabajo. Martes nosotros pasábamos el día entero esperando ansiosamente. Por fin nos llamaron, pero había dado el trabajo a otra maestra. Nos abrazamos y lloramos. Miércoles Worthington le llamó otra vez. Querían darle otra entrevista de una otra posición. Entonces esta vez seguimos orando pero también no nos subimos nuestras esperanzas. Tampoco le dieron este trabajo viernes. Entonces esta semana ha sido como la montaña rusa por nosotros. Emocionados, deprimidos, emocionados, deprimidos. Entonces el sermón hoy es para mí y tal vez ustedes también.
Vamos a buscar capitulo 16 del libro del Éxodo. Vamos a leer versículos 2-3. Los israelitas les gustan murmurar contra el Señor. Me parece que algo similar a los deportes que tenemos hoy. Es algo que hacemos para divertirnos, para pasar el tiempo. Cuando ellos están aburridos, empiezan a quejarse, a murmurar. Ellos lo hicieron en Egipto, entonces el Señor les mando ayuda. Después de que la ayuda llegó, la comunidad siguió murmurando. Cuando llegaron al Mar Rojo, se quejaron y murmuraron. El Señor les salvó de una manera increíble, y de pronto ya están murmurando otra vez.
Mi pregunta hoy es si nosotros debemos murmurar al Señor? Puede ser que es una forma do oración al Señor. Yo creo que si exprese de una manera que no estamos confiando en el Señor. Pero pues yo me he estado quejando mucho al Señor últimamente. El Distrito Central de Ohio no quiere ayudarnos mucho en este ministerio y a causa de eso, estamos en medio de tiempos difíciles. Todavía mi esposa no tiene un trabajo. Pero yo sé que Dios es Dios y eso no cambiará. Entonces si me enojo con Dios, el sigue siendo Dios. Si me murmuro a El, todavía es Dios. Entonces creo que podemos expresar nuestros sentimientos al Señor. Si estamos frustrados, esta bien decir eso al Señor porque el ya sabe que estamos frustrados. Si no entendemos lo que esta pensando, pide al Señor que nos aclara lo que esta pasando. Si seguimos leyendo en capitulo 16, el Señor les dio comida. Ellos se quejaban del hambre y el Señor proveyó por esa necesidad.
Versículo 4 dice. El Señor a veces nos pone a prueba para ver si le vamos a obedecer o no. Mateo 25:23 dice 23Su señor le respondió: ’¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!’ La palabra dice que después de mostrar nuestra fidelidad en lo poco, el Señor nos dará mas responsabilidades. Pero en versículos 4 y 5 del libro del Éxodo, la prueba era que la gente confiara en el poder de Dios de proveer mañana. El Señor les da comida cada mañana y solo pueden recoger su porción de ese día. Los que no confiaban en el Señor recogieran mas de su porción y lo que sobró pudrió. Nosotros tenemos que confiar en Dios cada día. El Señor no prometa darles todo lo que vamos a necesitar mañana, sino lo que es necesario hoy. Este asunto de vivir cada día sin preocupar por mañana es difícil para mi. Yo siempre estoy pensando en mañana. Entonces esta prueba que el Señor dio a los israelitas será muy difícil para mí. Fue difícil para los discípulos también. Cuando Jesús alimentó los cinco mil, que hicieron los discípulos? Recogieron doce canastas de comida. Porque doce? Por que había doce discípulos. Bueno no sé si eso es justo decir de ellos, pero yo he escuchado la teoría de que como ellos vieron que había comida de sobra, cada uno tenia su canasta y la llenaron por si acaso Jesús no pudo proveer comida el día siguiente.
Pero nosotros tenemos ejemplos de como el Señor ha proveído por personas que conocemos o en historias de la Biblia. Leemos versículos 13-17. El Señor siempre va a proveer por nosotros, pero no siempre como pensamos.. Nosotros somos hijos de Dios, y así somos su responsabilidad. El cuidará de nosotros. Eso no significa que nuestro auto no puede dañar, ni que no podemos enfermarnos, ni que no podemos perder un trabajo, ni que siempre vamos a tener todo lo que queremos. Si significa que Dios estará con nosotros siempre. Tenemos su espíritu Santo que vive dentro de nosotros. Y que Dios nos llevará a través de situaciones difíciles. No nos dejará ni nos abandonará.
Me siento como he estado predicando mucho de la misma tema, podemos confiar que El Señor cuidará de nosotros. Pero eso es lo que el Señor esta poniendo en mi corazón y yo se que casi cada uno de nosotros estamos dentro de tiempos en los cuales es esencial que confiamos en el Señor.

| 0 comments

Tuesday, September 19, 2006

La Madre De Moises

Éxodo 1:22-2:4

Entonces Faraón mandó a todo su pueblo diciendo: Echad al río a todo hijo que nazca, y a toda hija preservad la vida. Un varón de la familia de Leví fue y tomó por mujer a una hija de Leví, la que concibió y dió a luz un hijo; y viéndole que era hermoso, le tuvo escondido tres meses. Pero no pudiendo ocultarle mas tiempo, tomó una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea, y colocó en ella al niño y lo puso en un carrizal a la orilla del río. Y una hermana suya se puso a lo lejos, para ver lo que le acontecería.

Moisés nació teniendo ni una sola oportunidad de sobrevivir, mucho menos adelantarse en la vida. Nació en una familia esclava y ya tenia sentencia de muerte al nacer.

Si hubiera sido una niña, se le hubiera permitido vivir, pero como era varón, no podía vivir!

Moisés era hebreo. Nació en la cruel civilización del antiguo Egipto, donde el Faraón había decretado que todos los varones hebreos que nacieran, tenían que ser exterminados!

Echadlos al río (a los cocodrilos) había dicho el Faraón. Es así que el Faraón se une a una larga linea de lunáticos que ha tratado de exterminar a los judíos.
¿Cuál sería la motivación del Faraón para hacer esto?

Siempre ha sido la pasión del diablo exterminar a la raza judía. El sabia que por ellos venia la salvación del mundo. El ha usado a hombres y mujers a traves de la historia humana para alcansar su proposito.

Es la vieja historia de odio, homicidio y persecución, de hombres y mujeres sin racionamiento.

En medio de este trasfondo, nace Moisés!

Mientras que todos tienen que sujetarse a la ley de Faraón, hay una mujer, Jocabed, que no va a doblar su rodilla.

Nadie, ni el poderoso Faraón, iba a tocar el hijo que Dios le había dado.

Su coraje salvaría a una nación, porque su hijo era Moisés, el libertador de Israel. Solo la eternidad revelará la grandeza de esta mujer, Jocabed.

Moisés fue su tercer hijo. Su primer hijo fue Aarón. El fue el sumo sacerdote y de su linaje vendrían todos los sacerdotes.

Su segunda fue María, la que cuidó a Moisés. Ella esta íntimamente relacionada con sus hermanos en la historia de Israel.

Que trio de niños tenia Jocabed. Y acuerdense que los crió en esclavitud.

Jocabed determinó en su corazón plantarse firme en contra de las huestes del mal, huestes que querían destruir a su hijo y su nación.

Me gusta lo que el autor de Hebreos dice acerca de Jocabed: No temía el decreto del rey. Hebreos 11:23

(Contar la historia)

-Amram y Jocabed....que peor momento para
quedar embarazada.
-trata de esconder su embarazo
-cuando nace ve la hermosa criatura
-¿qué madre no piensa que su bebe es el mas
hermoso?
-pasa días pensando en como esconderlo para
salvarle la vida
-construye una arquilla y lo impermeabiliza
-María lo cuida al estar en el río
-El mismo río que Faraón quiso que fuera el
instrumento para matar los niños, lo lleva a
Moisés a salvación.

Ahora no solo vive Moisés, pero el gobierno Egipcio le paga a Jocabed a criar a su hijo.

Jocabed tiene dos cualidades que cada mujer de Dios posee

1ro Un gran respeto por la vida humana

Jocabed tenia un impulso sobrenatural para preservar la vida de sus hijos.

Nadie puede escapar el abrazo cariñoso de una madre. Aun después que ella ha dejado esta vida. Sus enseñanzas y ejemplo sirven de guía en el camino que debemos seguir.

Que poderosas son las memorias de una madre bendecida.

Yo he sido bendecido con una madre así (y una suegra también)

2do un gran respeto por la vida espiritual

Moisés rehusó ser el príncipe de Egipto. Es testimonio de lo que recibió de su madre.

La hija de Faraón crió a Moisés como su hijo, le dio su nombre, su educación y toda la riqueza de Egipto.

La palabra nos dice que Moisés no se apartó de la enseñanza de su verdadera madre.

Años después Pablo escribiendole a Timoteo dice: trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también. Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que esta en ti por la imposición de manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:5-7

i.e. Mi mamá y abuela

En este día de la madre dejeme sugerir que esta es una herencia que ud. le debe a sus hijos.

Nunca subestime el poder que Dios le ha dado como madre.

Tampoco debe achicarse de la responsabilidad de dejar que el amor de Dios toque el corazón de sus hijos y esposo a través de su vida.

Quisas esta pensando, pero Daniel, ud. no conoce mi situación. Es verdad, no la conozco.

Pero si conozco la de Jocabed!

A menos que ud. este en esclavitud, su hijo bajo sentencia de muerte, no tiene un solo sucre, y no hay esperanza para el futuro......tu situación no es como la de Jocabed.

Ella venció y tu puedes también!!!

Jocabed servia a un Dios grande y poderoso..... quien es el mismo ayer, hoy y por los siglos!!!

| 0 comments

Monday, September 18, 2006

Y... Vuelto El Señor Miró A Pedro

Lucas 22:54-62

En este pasaje encontramos el relato comúnmente conocido como “la negación de Pedro”. Estoy seguro que cada vez lo leemos o predicamos viene a nuestra mente la ineludible pregunta: ¿Cómo fue Pedro capaz de tal cosa?

Unas pocas horas antes, el mismo Pedro había afirmado que de ninguna manera defraudaría a Jesús. Creo que en esta afirmación todos nos parecemos a Pedro. ¡Señor, este día viviré para ti! Es nuestra oración diaria en nuestros devocionales. Pero muy pronto, con tal solo salir del estacionamiento nos damos cuenta que hemos fallado.

Y esa fue la experiencia de Pedro: “Señor estoy dispuesto a ir contigo tanto a la cárcel como a la muerte” y más tarde para probar que el Señor se había equivocado con su predicción, sacó su espada y le cortó la oreja a Malco (Jn. 18:10). ¡Ah! Pero cuando entró en el patio de aquel dirigente las cosas cambiaron, de tal manera que el Pedro que había entrado no fue el mismo que salió.

Fue en aquel lugar en donde Pedro sometió su vida al Señor y de esta manera llegó a ser útil en la extensión del Reino. ¡La mirada de Jesús cambió el curso su vida! Y en esta tarde veremos las dos maneras en que la vida de Pedro cambió después de aquella mirada. Y ... “vuelto el Señor, miró a Pedro” es el título de nuestra predicación.

1. La mirada de Jesús le indicó a Pedro que se había olvidado de quién era (v. 58)

“Un poco después, viéndole otro, dijo: Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo: Hombre, no lo soy”

La tentación a negar nuestra identidad como cristianos siempre se hará presente ante la presión de las personas y las circunstancias que nos rodean. Y sin pretender justificar a Pedro, él también cayó en la misma trampa.

Aquel que una vez dijo al Señor: “Nosotros lo hemos dejado todo” (Mr. 10:28) aquella noche negó a Aquel por quien según él “había dejado todo”

1.1 Se había olvidado que era un discípulo
Aquella misma noche dejo a un lado su vida como discípulo de Cristo. Puso a un lado su entrega y su promesa incondicional de ir, no sólo a la cárcel, sino también a la muerte.

Quizás en aquel momento se dio cuenta de la realidad y la cercanía de la muerte y pensó: soy muy joven para morir, no tengo seguro de vida, no tengo con qué dejar asegurado el futuro de mis hijos. Esto nos recuerda a nosotros y a nuestras promesas y compromisos que asumimos con el Señor. ¡Qué fácil nos es quebrantarla! ¡Qué fácil nos es escudarnos bajo la vieja excusa de: “el Señor sabe”!

¡Claro que sí! ¿A caso no fue eso mismo lo que le dijo a Pedro? En aquel mismo instante el Señor le dijo a Pedro: te olvidarás de tu promesa y de quien eres y por eso me negarás, no una sino tres veces.

1.2 Se había olvidado de su pronta obediencia
El olvidarse de que era un discípulo lo condujo a la desobediencia. Y si entre aquel grupo de hombres había uno que era obediente ¡ése era Pedro!

Su obediencia a veces lo metió en problemas y como siempre el Señor estuvo presto para ayudarle y no hacer el ridículo. Para poner un ejemplo busquemos Mateo 17:24-27.

Su obediencia no era mal intencionada, sino que su carácter impulsivo y extrovertido lo condujo a situaciones un poco comprometedoras. Sin embargo hubo ocasiones en donde él mismo se sometió a la obediencia sin cuestionamiento y es allí en donde está su ejemplo. En el mismo pasaje de Mateo 17:24-27 Pedro mismo cede a algo que en sus años de experiencia como pescador nunca había visto.

Que un pez picara el anzuelo en un lago no era imposible, pero que dentro de ese pez encontrara la cantidad exacta del impuesto requerido era ¡imposible! Pero aquella noche se olvidó de todo y solamente pensó en sí mismo.

1.3 Se había olvidado de su fe
Aquella noche Pedro no solamente se olvidó que era un discípulo y de su obediencia sino que también se olvidó de su fe.

A pedro no le faltó fe, sino que se olvidó de ella. Y esta fue precisamente la intercesión del Señor por Pedro cuando dijo: “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearlos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte...” (Lc. 22:31-32). Aquel hombre que había discernido quién era el Señor Jesús. Aquel hombre que había caminado sobre las aguas del mar de Galilea, aquel hombre que estuvo presente en el monte de la transfiguración, ahora no puede discernir que se estaba olvidando de aquella fe que lo llevó a afirmar con toda certidumbre: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mt. 16:16).

2. La mirada de Jesús condujo a Pedro a una reflexión sobre su vida (v.61)

“...y Pedro se acordó de la Palabra del Señor...”

No hubo ningún reproche, ningún reclamo, simplemente una mirada. Una mirada profunda, que examinó y penetró hasta lo más íntimo del ser de Pedro. ¿Qué habrá visto Pedro en aquella mirada? No lo sabemos. Pero seguramente todo su ser fue conmovido. Sus pensamientos, sus emociones se conjugaron en aquel momento y dieron fruto a una seria reflexión sobre su vida.

Mis amados, que importante es la reflexión. Reflexionar es meditar, pensar sobre uno mismo. Es hacerse un auto examen. Nuestra tendencia como cristianos es reflexionar sobre las cosas de la fe, lo que está ocurriendo en nuestro rededor. Pero mis amados las Escrituras hacen un llamado a la reflexión personal: “Si, pues, nos examinásemos (reflexionamos) a nosotros mismos, no seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo” (1 Co. 11:31) “Examinaos (reflexionen) a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos” (2 Co. 13:5). Reflexionar sobre nuestra vida es sano y es bíblico.

2.1 Pedro se dio cuenta que en aquel momento su vida estaba siendo controlada por el YO.
La reflexión llevó a Pedro a la conclusión de que en aquel momento su vida estaba siendo controlada por el YO. Estaba caminando en su propia voluntad, confiando en su propia sabiduría. Y esta no era la primera vez que sucedía esto en la vida de Pedro. ¿Recuerdan cuando quiso prohibirle al Señor ir al calvario? Dice la Biblia que “Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca” (Mt. 16:22)

Dice el evangelista Mateo que Pedro no solo negó conocer al Señor sino que también “comenzó a maldecir y a jurar”. Esto no es nada más que el YO en carne viva. No es que usara lenguaje obsceno, sino que invocó para sí toda maldición. Era algo así como “¡que me parta un rayo si lo conozco! o ¡que se muera mi mamá! Pero lo más triste es que selló su mentira con un juramento.

Su negación es parte de su vida vieja. Y aquí hay algo muy importante que destacar. El verbo “me negarás” usado en el texto que estamos considerando no es el mismo que se usa en Lucas 9:23 “niéguese a sí mismo”. La diferencia está en que el primero “niéguese a sí mismo” es una renuncia voluntaria y consciente. La otra es perdición.

No hay alternativa. O nos a nosotros o negamos a Cristo. Una negación a negarnos a nosotros mismos, nos pone en el peligro de negar al Señor con nuestras actitudes.

2.2 Pedro se dio cuenta que necesitaba tomar el camino del arrepentimiento
Pero fue en aquel preciso instante de su negación de Cristo que aquel hombre reflexionó y se dio cuenta que necesitaba tomar el camino del arrepentimiento.

Ya había negado al Maestro, ahora le tocaba a él el turno de negarse a sí mismo. ¿Notan la diferencia? ¿Notan el orden de las cosas? Aquella mirada juzgó y condenó la conducta inapropiada de Pedro y abrió su conciencia. Solo entonces, “Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente”.

Dice el diccionario que “amargamente” significa: 1) disgusto, 2) aspereza y genio desabrido, 3) aflicción. Pedro no salió con disgusto, ni con el genio desabrido, sino quebrantado de corazón. Aquella noche Pedro rompió con el estorbo más grande de su vida: él mismo.

¡La mirada de Jesús puede cambiar el curso de nuestras vidas! El hombre pecador que pone su mirada en Cristo recibe el inmerecido regalo de la vida eterna, pero cuando Cristo fija su mirada en sus seguidores éstos experimentan un cambio. Se vuelven visionarios y apasionados por su Señor.

“Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”.

He aquí mis amados hermanos, se avecinan cosas muy hermosas para nuestra iglesia. Pero nada de eso llegará sin ningún ataque del maligno. Muchos seremos zarandeados. Pero hay algo que no debemos olvidar: Jesús ha intercedido por nosotros.

“Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros... no ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal... santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad... mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos..”

Así como la mirada de Jesús le indicó a Pedro que se había olvidado de quién era de la misma manera nos indica que venga lo que venga, cualesquiera sea la tentación o los ataques del maligno ya sea a través de las circunstancias o aun a través de nuestros mismos hermanos en la fe, nunca debemos olvidarnos de quienes somos.

Así como la mirada de Jesús condujo a Pedro a una reflexión sobre su vida, de igual manera nosotros tenemos que reflexionar concienzudamente sobre nosotros mismos, sobre nuestras actitudes, valores. Día a día tenemos que preguntarnos cómo estamos en relación con Dios.

Pedro es el ejemplo de nuestra propia vida. Pero desde aquel día ¡la mirada de Jesús cambió el curso de su vida! Dios puede hacer lo mismo con tu vida hoy mismo.

| 0 comments

Sunday, September 17, 2006

La Oración

Lucas 18:1-14

Introducción: Continuamos nuestro estudio del Evangelio de Lucas. Hoy vamos a examinar la primera parte del capítulo 18. Por ahora, no estudiaremos la segunda parte del 17. Ese material contiene profecías que hizo Jesús acerca del futuro, acerca de la caída de Jerusalén y su segunda venida. Con su permiso, dejaremos esos versículos para estudiar con el capítulo 21, cuando Jesús vuelve a tocar el mismo tema. Pero les pido que tengan en mente el contexto, porque lo que veremos en el capítulo 18 tiene que ver con el tema de la segunda venida de Cristo.

Hoy veremos dos parábolas sobre la oración.

I. La Parábola del Juez Injusto
Tal como hizo en el capítulo 16 con la parábola del mayordomo infiel, Jesús utiliza una persona mala para enseñarnos lecciones buenas. Leamos:

Lucas 18:1 También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, 2 diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. 3 Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. 4 Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, 5 sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. 6 Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. 7 ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? 8 Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?

Fíjese que Lucas nos dice el mensaje central de esta parábola antes de relatarla. Habla de ser persistente en la oración. La palabra griega que Lucas utiliza para decir "no desmayar" literalmente habla de no dejarse vencer por el mal, de no cansarse, de no fatigarse. No pierden las fuerzas.

Muchas veces cuando he leído esta parábola, me enfoqué en la viuda, pensando: "Jesús nos da un ejemplo de pedir y pedir y pedir hasta que Dios nos conceda lo que deseamos." Pero al estudiar esta parábola, no creo que ése sea el mensaje. Esta parábola habla sobre el juez, no sobre la viuda. Jesús dice: "Oíd lo que dijo el juez" no "Fíjense en la viuda." El personaje central es el juez injusto.

Jesús contrasta el juez con nuestro Padre celestial. Al juez, no le importa ni nada ni nadie; no tiene ningún sentido del bien y del mal. La viuda habrá sido una de las personas más indefensas en el pueblo, porque en ese entonces las viudas tenían pocos derechos y recibían poca ayuda. Cualquier persona hubiera sentido compasión por esta mujer. Pero el juez no. Sin embargo, concedió su petición, porque ella le cansó (el griego dice que el juez decidió darle lo que buscaba ¡antes de que ella le pegara debajo del ojo! Esto debe entenderse en un sentido figurativo).

¿Es así nuestro Dios? ¿Tenemos que fatigarlo con nuestras oraciones? ¡No! Jesús dice que Dios PRONTO hará justicia. Si un juez insensible e injusto puede ser llevado a hacer lo correcto, ¡cuánto más nuestro Padre amoroso! No nos hará rogar; contestará nuestras oraciones.

Pero no se olvide... el contexto es la venida de Jesús. Se parece a la imagen que se presenta en Apocalipsis 6, cuando los santos claman "¿Hasta cuándo, Señor no juzgarás y no nos vengarás?" Por eso Jesús habla de hallar fe cuando venga. Es un desafío para nosotros a permanacernos fieles hasta el fin. A seguir orando para la culminación del reino de Dios, para su crecimiento y la extensión de sus fronteras. Un desafío a mantener nuestros ojos puestos en El que viene. No es una parábola acerca de cómo conseguir un auto nuevo por pedirle a Dios muchas veces. Habla de la justicia eterna de parte del Juez eterno.

Entonces, ¿qué aprendemos de esta parábola?
(1) Nuestras oraciones deben concentrarse en el reino de Dios. ¿No es lo que enseño Jesús en Mateo 6? "Que venga tu reino..." Jesús mostró que debemos orar por el reino antes de pedir el pan de cada día.
(2) Tenemos que "orar sin cesar." Los tiempos de Dios no son los nuestros. Viene pronto, aun si "pronto" significa miles de años. Mil años son como un día a los ojos del Señor. Oremos sin cesar por Su venida.

II. La Parábola de los Dos Hombres que Oraban
Lucas nos dice al principio para quién se contó esta historia. Se dirige a los que confían en su propia justicia y menosprecian a los demás.

Leamos:
Lucas 18:9 A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: 10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. 11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.

"Señor, te doy gracias porque no soy como el fariseo..." Estamos tentados de orar así. Pero, ¿no caemos en la misma trampa? "Mírenme a mí. Estoy en la iglesia un domingo por la mañana cuando todos están en sus camas todavía. Y voy a la iglesia correcta con la doctrina correcta, con el nombre correcto. No como esos otros pobres que no entienden la Biblia."

Que Dios nos proteja de tal actitud y que nos perdone cuando la tenemos.

En la primera parábola, Jesús marcó el contraste entre el juez injusto y Dios. Aquí contrasta los dos hombres, hombres que representan los extremos en la religiosidad de los judíos. Por un lado, tenemos al fariseo, "el apartado," el que pasa su vida estudiando la Palabra de Dios y tratando de cumplirla. Se dedica a separarse de los otros, apartado de las personas comunes e ignorantes, apartado sobre todo de gente como este cobrador de impuestos. Se han encontrado escritos de los judíos que contienen oraciones que dicen algo como: "Gracias Dios que no me has hecho ni mujer ni esclavo ni gentil." Por el otro lado, tenemos al cobrador de impuestos. Se habrá quedado en la puerta, pues las costumbres del día no le permitían una participación completa en la religión de los judíos. Era un marginado, uno que pasaba sus días trabajando por los romanos, tratando con hombres impíos y manejando el dinero sucio. Era, sin duda, a los ojos de todos, un pecador.

El fariseo oraba consigo mismo u oraba en cuanto a sí mismo u oraba a sí mismo, según la traducción de esa preposición. Pero la idea es la misma: el fariseo vino para alabarse a sí mismo, no a Dios. Vino para recordarle a Dios lo afortunado que era Dios de tenerle a un hombre como él. Se paró a la vista de todos y se jactaba, quizás hablando un poco más fuerte que lo necesario para que todos lo oyeran. Se daba cuenta de la presencia del cobrador de impuestos y estaba orgulloso de ser mejor que él.

El cobrador de impuestos se paró aparte. No tenía de qué jactarse delante de Dios. También se daba cuenta de la presencia del otro. Dijo: "Dios, ten misericordia de mí EL pecador" (El artículo está presente en el griego). Vio al fariseo como santo y a sí mismo como pecador (y el fariseo hubiera estado de acuerdo).

La lección es muy clara. Aun si no fuera, Jesús lo aclara bien: Cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.

¿Qué nos dice a nosotros?
(1) Que no debemos confiar en nuestra propia justicia. Somos salvos por la gracia de Dios, no por nuestra propia justicia. Nadie se jacta delante de Dios; la Biblia lo dice bien claro. Dependemos de El, no de nosotros mismos.
(2) No debemos vernos como mejores que los demás. Hay dos clases de personas en este mundo: Pecadores y pecadores perdonados. Se cuenta que un ministro inglés salió a caminar con un amigo cuando vieron a un hombre tirado en la calle, borracho. El amigo se sorprendió cuando el ministro dijo: "Si no fuera por la gracia de Dios, ahí soy yo." Esa debe ser nuestra actitud. Cuando salimos a la comunidad, deben ver que los consideramos como iguales. Cuando vemos a los borrachos y los drogadictos y los adúlteros y los "pecadores," tenemos que recordar que la gran diferencia entre ellos y nosotros es Dios. No somos nosotros. Es Dios.
(3) Tenemos que ir a Dios humildemente. Tenemos confianza, pero sólo a causa de la sangre de Cristo.

Entonces, vemos en este pasaje que tenemos que ser constantes en oración, que debemos orar acerca del reino, y que tenemos que humillarnos delante de Dios para que nos escuche.

Si podemos ayudarle con sus oraciones, si podemos ayudarle con su relación con Dios, le pedimos que pase adelante.

| 0 comments