Tuesday, October 17, 2006

La Familia Cristiana Llamada A Ser Luz En El Mundo

Mateo 19:1-8

Como familia nos encontramos en medio de una sociedad turbulenta y carente de valores absolutos. Como familia creyente que somos, estamos llamados a ser luz y a presentar una nueva forma de vida basados en la esperanza que nos ha sido dada por el Señor.

La relación familiar es un proceso constructivo y la base fundamental del desarrollo y función de la familia.

Sin embargo, una realidad con la que convivimos, desde hace ya muchos años es la disociación familiar como producto de la ruptura de las relaciones que conducen a la separación o al divorcio. Y esto no es un asunto solamente del mundo sino también que está presente en la iglesia de hoy. Junto con la violencia doméstica, los abusos sexuales, psicológicos y emocionales, la separación es uno de los grandes monstruos que atentan contra la familia particularmente los niños.

No hablaré del tema del divorcio o la separación puesto que es un tema bastante controversial que ha generado posiciones extremistas con las cuales estoy en desacuerdo. Sin embargo, quiero decirles que yo he creído en un Dios perdonador y restaurador de la familia. Que puede retomar las piezas rotas y dañadas y tornarlas en vasijas útiles para su gloria. El tema que quiero abordar es sobre la posición de Jesús en cuanto a la familia.

Para los judíos la familia ha sido siempre el centro de su vida. En el tiempo de Jesús, la familia tenía una importancia de primer orden. Para los rabinos de entonces, el padre y la madre eran considerados como "compañeros de Dios en la procreación". Pensaban que tener hijos era una obligación, a tal punto de que quien faltaba a esa obligación se consideraba como un homicida. Desde esa perspectiva y en ese contexto, nadie debía quedarse soltero. Algunos rabinos decían que el hombre no casado es un hombre insatisfecho, que un hombre sin familia era un hombre sin alegría, y sin bendición.

En las leyes y valores de aquel tiempo la unidad de la familia era tan importante que, por ejemplo, si el padre de familia cometía un delito, fácilmente podía ir a la cárcel, no solamente él, sino además su mujer y sus hijos (castigo de Acán). Es más, la gente pensaba que hasta los pecados de los padres pasaban de alguna manera a los hijos. Las leyes de aquel tiempo protegían la continuidad de la familia a tal punto que, si una mujer quedaba viuda y sin hijos, los hermanos solteros de su difunto esposo se tenían que casar con ella, para que así quedara descendencia de la misma sangre.

Por esa razón muchas de las enseñanzas del Señor y aun la de sus apóstoles, tienen un trasfondo familiar. A tal punto que al creyente en Cristo se le considera como “miembro de la familia de Dios”. En los Evangelios hay toda una serie de afirmaciones en las que Jesús defiende las relaciones de familia o asume tales relaciones como modelo de comportamiento para sus discípulos.

Es en este contexto en donde los fariseos plantean a Jesús el tema del divorcio. ¿Qué hay detrás de la respuesta del Señor? Ya sé que Ud. está pensando en dos cosas: a) El divorcio no está permitido y b) la única razón bíblica válida para el divorcio es el adulterio.

Al meditar y leer más detenidamente este pasaje puedo percibir que el Señor va más allá y ve a la familia como un todo. Y sin temor a equivocarse señala que lo que atenta contra la familia, sus relaciones y más aun los niños, es la dureza del corazón del hombre producida por el pecado.

Sus palabras revelan directamente la situación anormal y disfuncional de la familia de su tiempo:

a) El centro de todo era el padre de familia quien ejercía una autoridad absoluta la cual le confería el “derecho” a disponer de todo a su antojo.
b) Como señor absoluto podía repudiar y echar de la casa a su esposa por una serie de razones absurdas. Lo más triste era la mujer quedaba totalmente abandonada (Caso de Agar en Gn. 21)
c) El padre tenía potestad de decidir el cómo, cuando y con quien debían casarse sus hijos varones y sobre todo las hijas. Y eso no se discutía.

Esto no quiere decir que todos los padres de familia fueran dictadores. Por supuesto había muy buenos padres. En caso contrario, Jesús no hubiera usado tanto el ejemplo del padre de familia en varias de sus parábolas.

Con su respuesta Jesús se sitúa más allá de cualquier plano jurídico y se coloca en el plan inicial de Dios. Sabe que el hecho de la familia es decisivo en la experiencia y en la vida de los hombres por eso apela:

1. LA UNIDAD DE FAMILIA: “…por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.” Jesús apela a la estabilidad familiar y defiende las relaciones familiares. ¿Que es lo que Dios ha juntado? No solamente a los esposos sino también a la familia. La unidad matrimonial y familiar no puede ser quebrantada o disuelta por normas y criterios humanos.

2. LA IGUALDAD DE LOS MIEMBROS: “¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo,…?” Jesús afirma y reconoce la individualidad y dignidad de cada uno de los miembros de la familia de modo que ¡nadie tiene derechos exclusivos!

3. LA LIBERTAD EN LA FAMILIA: “Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así.” Jesús no ataca la existencia de la familia en sí. Pero denuncia que la familia era opresora al declarar al padre dueño absoluto de ella y al otorgarle plenos poderes sobre la mujer y los hijos. En su funcionamiento y desde la perspectiva de Jesús, la estructura de la familia judía no era el ideal.

Jesús vino a proclamar una realidad nueva para la familia: el Reino de Dios. En el reino Dios es el Padre y todos entre sí hermanos. Y entre hermanos no puede haber desigualdad o enemistad.

La familia es necesaria para formar al ser humano e integrarlo en la sociedad. Pero con frecuencia su funcionamiento contribuye a perpetuar el autoritarismo, a negar la dignidad y bienestar de la mujer y de los niños, a fomentar la insolidaridad y la explotación. Todo esto entorpece la visión del Reino.

Un mensaje claro es este: Jesús rechaza cualquier modelo disfuncional de familia que entorpece el propósito de Dios.

En esta nueva situación, ¿qué es lo que nos puede decir a nosotros la posición de Jesús con relación a la familia? Su ideal de igualdad y dignidad del ser humano sigue siendo el mismo. ¿Cómo adaptar sus exigencias a la realidad de hoy? Ese es nuestro reto.

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